El déjà-vu, que significa “ya visto”, es un fenómeno mental en el que la persona afectada cree estar repitiendo un suceso anterior, pero al mismo tiempo sabe que eso es imposible. Experimenta una vivencia singular y confusa: oscila entre la realidad y la fantasía. Lo que suele ocurrir es que muchas similitudes entre ambas circunstancias -las del pasado y las del presente- nos generan la errónea sensación de estar ante lo mismo, de lo ya vivido, cuando en realidad se trata de elementos comunes entre ambos hechos, apenas semejantes. Esa misma “sintonía interior” con vivencias anteriores sería la causa del déjà-vu. Sucede algo análogo a cuando divisamos a alguien muy parecido a un familiar o a un amigo, pero que se encuentra a una distancia tal que no nos permite corroborarlo: por momentos, podemos creer que se trata de ese pariente, por momentos, no. Las similitudes operarían como las evidencias en un juicio: cuando son suficientes, prueban la culpabilidad o inocencia del acusado. Continuando con esta analogía, el déjà-vu se activaría una vez que la suma de “evidentes” similitudes es suficiente para confirmar, a nivel emocional, que la situación actual es la misma que una anterior. Es decir, en ese preciso instante la “sentimos” así, pero de inmediato el sentimiento entra en conflicto con el saber racional que nos indica… ¡no!: en ese lugar, en esas circunstancias o con esa persona, nunca hemos estado. Si en ese momento detectáramos lo que generó la confusión, el malestar se disiparía.
Jorge Ballario
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